sábado, 17 de noviembre de 2012

Panspermia


Durante miles de años, se aceptó que el origen de la vida venía de la nada. Louis Pasteur demostró en el s.XIX que no era así, pero todavía no se ha dado con los orígenes exactos del proceso.
Debido a esto, hay dos corrientes de opinión que hablan del origen de la Tierra, la primera habla de que surgió como consecuencia de las reacciones químicas engendradas en los primeros tiempos del planeta, la segunda es la panspermia, de la que voy a hablar a continuación.
Panspermia
La teoría de la panspermia defiende que la vida se ha creado en el espacio exterior, debido a varias sustancias químicas que alcanzaron la Tierra en un momento determinado.
La hipótesis de esta teoría surgió cuando varios investigadores analizaron meteoritos llegados del espacio, y encontraron en ellos aminoácidos y distintas moléculas orgánicas. Pensaron que quizás estábamos formados por estas moléculas llegadas del espacio profundo.
Uno de los precursores de esta teoría es Svante Arrhenius, que recibió un premio Nóbel, quién planteó que la radiación luminosa de las estrellas capturaba gérmenes y los impulsaba haciéndolos viajar por el espacio. A modo de ejemplo, calculó que desde la estrella más cercana al Sol, Alfa Centauri, dichos microrganismos tardarían 9000 años en llegar a la Tierra, es la llamada teoría radiopanspermia, y quedó progresivamente abandonada cuando Paul Becquerel demostró que estos supuestos gérmenes serían destruidos a causa de las radiaciones ultravioletas, las bajas temperaturas y el vacío casi absoluto.
Hace 5 años, se consiguió revivir unas bacterias congeladas procedentes de la Antártida, con edades entre un millón y ocho millones de años. La única diferencia que se veía entre estas bacterias y las modernas, es que las de ocho millones de años tenían el ADN bastante dañado. Esto ha servido para determinar, que la teoría de la panspermia puede tener alguna base. Las bacterias viajan en los cometas a través del espacio, y la vida puede ir de un planeta a otro a bordo de estas, eso sí, siempre que no tarde más de ocho millones de años, ya que llegarían con el ADN bastante deteriorado.

Bibliografía:

Beatriz Guerrero Montañés

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